VEREMOS
A DIOS.
“De Dios sabemos más lo que no es que lo
que es”
(Santo Tomás de Aquino).
Cuando Moisés solicita a Dios, según Éxodo 33:18 “Hazme ver, por favor, tu gloria”, El le dice:”Yo mismo hare que toda mi bondad pase delante de tu rostro, y ciertamente declarare el nombre de Dios; pues hago gracia a quien hago gracia y tengo misericordia con quien tengo misericordia.». Y añadió: «Pero mi rostro no podrás verlo; porque no puede verme el hombre y seguir viviendo.»
Es evidente que cuando Moisés “habla” con Dios “cara a cara” como lo repiten en Éxodo: “Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Dios hablaba con Moisés…Y hablaba Dios a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. (Éxodo 33:9:11;
Es innegable decimos, que no lo está viendo físicamente, porque
si no, sería absurdo que inmediatamente
le pidiera VERLO.
Por lo tanto, cuando leemos :“Y Dios hablaba a
Moisés cara a cara, tal como hablaría un hombre a su compañero”. Para no calificar de plano esta aseveración como
falsa, deberíamos entender que Moisés hablaba, sí , pero con un Angel resplandeciente,
con un mensajero de Dios, a quien él confundía por su grandiosidad Espiritual
en comparación con un ser humano común, lo
confundía con Dios mismo.
Es evidente que existe una gran diferencia entre
ver a “Dios cara a cara” y “ver la cara de Dios”. La expresión ‘cara a cara’
es en sentido figurado.
No es que
Moisés en realidad viera el rostro de Dios, sino que hablaba con Él íntimamente,
y evidentemente también a través de alguien que debía ser un Ángel.
Entonces se entiende claramente cuando se lee que Dios
le habló a Moisés “cara a cara”; pero no le permitió “ver Su rostro”; porque, Hablar
“cara a cara”, significa hablar con alguien sobre una base personal e íntima,
de la forma en que un amigo le habla a otro amigo.
De esta forma es que Dios, fue visto “cara a cara”
por los israelitas. En el contexto, esto significa que Dios hizo conocer Su
presencia a los israelitas, por medio de la nube que les conducía y que llegó a
ser una columna de fuego por la noche.
La presencia de Dios estaba con Su pueblo y Él hizo que esa presencia se
percibiera. Pero nadie en ninguna parte vio el rostro de Dios,
porque hasta donde sabemos por los Espiritus, Dios no tiene rostro como
nosotros, Dios es Espíritu y no carne.
Es invisible a los hombres, porque Él no tiene
cuerpo material y se hace “visible” a los hombres por varios medios, recordemos
que El dispone de millones de Espiritus Puros, prestos con el mayor agrado, a
cumplir sus órdenes. Y sucede que confundiendo al ministro por su soberano, seguramente
vieron un Angel y pensaron que era Dios.
Ahí están como ejemplos, la comunicación del
Arcángel Gabriel a Maria la madre de Jesus, o la comunicación en sueños, del Angel
a Jose, también, la comunicación de los Ángeles a Lot en Sodoma.
En
efecto, veamos lo que dice Juan en 1:18: “A Dios nadie le vio jamás; el
unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha hecho conocer” (Juan
1:18).
Igualmente recordemos lo que afirma Jesus: “También el Padre que me envió ha dado testimonio
de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto” (Juan
5:37).
Pero muchos lectores atentos dirán, que en la
Biblia hay textos, en los que los hombres declaran haber visto a Dios; en
efecto, veamos:
--“Y llamó Jacob el nombre de aquel
lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi
alma” (Génesis 32:30).
-- “…y lo dirán a los habitantes de
esta tierra, los cuales han oído que tú, oh Dios, estabas en medio de este
pueblo, que cara a cara aparecías tú”…(Números 14:14).
A la luz de lo que nos dicen algunos textos, de que
Dios es invisible, y otros textos que Dios ha sido visto por los hombres,
apliquemos a continuación verdades bíblicas, para que nos ayuden a resolver
estas contradicciones aparentes. Finalmente concluiremos con las explicaciones
de la Espiritualidad directamente a través del Consolador anunciado por Jesus.
Es Doctrinario que Dios no tiene una forma
física.
--“…y habló Jehová con vosotros de en
medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz,
ninguna figura visteis” (Deuteronomio 4:12”
-- Jesus afirma: “También el Padre que
me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto
su aspecto” (Juan 5:37).
--- Pablo dice, que los hombres no pueden ver a
Dios y vivir, cuando declara que Dios mora en “la luz inaccesible” (1ª
Timoteo 6:16).
Tanto el Antiguo y el Nuevo Testamento, nos indica
que Dios no tiene forma; esto es, que Dios no tiene un cuerpo físico.
En aquellas instancias en las que se dice que los
hombre “vieron a Dios”, se expresa sorpresa por haber vivido para contarlo.
--- Jacob se maravilló al ver que su vida había
sido preservada (Génesis 32:30).
---Moisés
notó que Dios “no extendió Su mano” en contra de los 74 hombres que se dice que
habían visto al Dios de Israel. (Éxodo 24:10-11).
--Dios informó a Moisés que él no podría verlo y
vivir (Éxodo 33:20).
---Cuando Gedeón tomó conciencia de haber visto “al
ángel de Dios cara a cara” (Jueces 13:21-21), se le aseguró que no moriría.
--- Manoa y
su mujer, quienes se convertirían en los padres de Sansón, se asombraron de no
haber muerto por haber visto a Dios como “el ángel del Señor” (Jueces
13:21-23).
Como explicamos, existe una gran diferencia entre
ver a “Dios cara a cara” y “ver la cara de Dios”.
La expresión ‘cara a cara’ repetimos, es en
sentido figurado.
De esta forma Dios fue visto “cara a cara” por los
israelitas.
En el contexto, esto significa que Dios hizo
conocer Su presencia a los israelitas, por medio de la nube que les conducía y
que llegó a ser una columna de fuego por la noche.
La presencia de Dios estaba con Su pueblo y Él hizo
que esa presencia se conociera. Pero nadie en ninguna parte vio el rostro de
Dios, porque Dios no tiene rostro. Dios es Espíritu y no carne. Es invisible a
los hombres, porque Él no tiene cuerpo material y se hace “visible” o sería
mejor decir “perceptible” a los hombres por varios medios:
Jesús, el Espiritu más puro de la creación, su
divino hijo Unigénito, es el único que ha visto al Padre desde antes de la Creación y que ahora está con Él y habla por Él :
“A Dios nadie le vio jamás; el
unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha hecho conocer” (Juan
1:18).
“No que alguno haya visto al Padre,
sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Juan 6:46)
“Jesús estuvo con el Padre desde el
principio” (Juan 1:1-2)”.
“Sólo Él ha visto verdaderamente al
Padre” (6:46).
“Él habló de aquellas cosas que vio
cuando estaba con el Padre” (8:38).
Debemos tener conciencia que, nuestro Maestro Jesus
vino a manifestar la presencia de Dios entre los hombres.
-- La ausencia física de Jesús, tras su muerte,
origina el envío del Espíritu Santo, quien será nuestro Consolador y morará con
nosotros para siempre. (14:16).
-- El mundo no puede ver o conocer al Espíritu
Santo; pero nosotros sí. (14:17).
-- El Espíritu Santo es “el Espíritu de verdad”.
(14:17).
Existen ocasiones en que dudamos y queremos tener la seguridad de que Él está con
nosotros. Cuando perdemos la visión de los beneficios de la invisibilidad de
Dios, comenzamos a buscarle por medios visibles.
Peor aún, es posible que nos veamos tentados a
probar a Dios, demandando que Él pruebe Su presencia, ejecutando algún milagro
visible, como lo hicieron los israelitas en el desierto (Éxodo 8:1-7; Números
14:1-25).
En palabras de Pablo, debemos “caminar por fe y no
por vista” (2ª Corintios 5:7). El señala la relación entre la fe y lo que no se
ve.
Dios, sin embargo, quería representarse a Sí mismo
a través de Su Palabra. Fue la Palabra de Dios, la que se grabó en piedra y no
Su imagen física. Fue la posesión de la Palabra de Dios, que distinguió a los
israelitas por sobre todas las naciones, y Dios confirmó Su Palabra, con las
obras poderosas que Él ejecutó en la visión de ellos (Deuteronomio 4:1-8).
Las cosas de las cuales fueron testigo los
israelitas en el Monte Sinaí, fueron hechas para que el pueblo pudiera creer y
obedecer la Palabra de Dios (Deuteronomio 4:9-18).
Dios castigó a los israelitas por haber
desobedecido a Su Palabra, a pesar de las evidencias visibles de Su presencia,
y del poder y de la verdad de Su Palabra (Números 14:22).
La gloria de Dios fue revelada en el Monte Sinaí
para que los israelitas tomaran en serio la Palabra de Dios.
La
invisibilidad de Dios es una de las barreras insuperables entre el no creyente
y la fe en Dios. Muchos suponen que ver es creer. Ellos, al igual que Tomás el
incrédulo, se niegan a creer en lo que no ven (ver Juan 20:25).
Como cristianos, como Espiritas, es nuestra
responsabilidad estudiar, hablar y al
menos tratar de ver en la obra de Dios su propósito, que debe
servirnos de guía en nuestra labor diaria, y como objetivo para el breve
transito de esta encarnación que llamamos vida.
Ahora bien, doctrinariamente partamos por
definición de que Dios es, la causa primera
de todas las cosas.
Es decir, la Ciencia
día a día descubre que el universo está regido por Leyes Inteligentes, y desde la más pequeña de las
partículas cuánticas, es decir que tienen el doble carácter materia-energía,
que conforman el gran todo, su ordenamiento y asociación, que da lugar a formas materiales singulares,
cada vez más complejas, que integran los tres reinos naturales:
1. Los seres inanimados, como los cuerpos rústicos.
2. Los seres animados no pensantes, es decir carentes de
inteligencia, que van desde entes unicelulares a los multicelulares.
3. Los seres animados que tienen además un principio
inteligente que les da la facultad de pensar, lo que constituye su
individualidad moral.
La Doctrina nos enseña que Todo, absolutamente todo el universo conocido y lo desconocido, tuvo como su causa primera a Dios, y hay que reconocer que ninguna obra de la naturaleza, repetimos, no hay NINGUNA, que no sea superior al más alto alcance de la inteligencia humana.
La Doctrina nos enseña que Todo, absolutamente todo el universo conocido y lo desconocido, tuvo como su causa primera a Dios, y hay que reconocer que ninguna obra de la naturaleza, repetimos, no hay NINGUNA, que no sea superior al más alto alcance de la inteligencia humana.
Y como todo efecto inteligente
debe tener una causa inteligente, entonces por definición:
“Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas”
Y
debemos aceptar con humildad, que como seres humanos que somos, dotados de
inteligencia, con nuestro Espiritu en desarrollo, no seremos capaces de
comprender totalmente a Dios, pues como dice la Espiritualidad, “Aun nos
falta el sentido que no se adquiere sino con la completa depuración del
Espiritu”; es decir, cuando lleguemos a la escala de Espiritus puros.
Sin embargo, con la inteligencia (1) que El
nos dio, y que la hemos ido enriqueciendo a través de nuestras anteriores
encarnaciones , tratamos con nuestro perseverante estudio de la Doctrina, de
admirar y comprender Su obra.
Es
bueno señalar que aunque el hombre no puede conocer todos los atributos
de Dios, sin embargo, de la poca comprensión y aceptación de las que se conoce,
la mayoría de las religiones equivocan el camino con sus dogmas, en efecto:
·
“Las que no atribuyeron a Dios
la Omnipotencia, (2) imaginaron y “crearon” varios dioses”.
·
“Las religiones que no le
atribuyeron la soberana bondad, hicieron de Él, un Dios celoso,
colérico, parcial y vengativo”.
Y ninguna doctrina filosófica que este en contradicción con uno
solo de sus atributos puede llamarse verdadera.
Dios es
pues “el eje sobre el cual descansa el edificio universal” con todos los
atributos que lo caracterizan (3).
Admitiendo
pues, la existencia de Dios, y que la Providencia es la solicitud amorosa de Él
para con cada una de sus criaturas, Dios está en todas partes , lo ve todo,
todo lo preside.
El
hombre por su inferioridad, y por su inveterada visión antropocentrista y más
que nada por su orgullo, lo representa restringido y limitado, lo describe
y hasta lo presenta en pinturas a su
limitada imagen, con trazos humanos, por ende las masas adoran en El, mas la
forma que el pensamiento.
Y lo
presenten como un canoso gigante, venerable,
orgullosamente sentado en un trono, rodeado de súbditos en alabanza
perpetua, inaccesible a los humanos.
Pero
sin embargo, que distinta y sencilla es la verdad, que cercano sentiremos a
Dios si lo concebimos como una energía inteligente imponderable que llena el
universo infinito y penetra todas las partes de la creación, sometiéndolos
a su acción inteligente, a su previsión, a su solicitud; no puede concebirse un
ser de la creación que no esté saturado de Él.
Entendido asi,
no es necesario que “El baje su mirada de lo alto de la inmensidad” hacia sus
creaciones, y escuche nuestras oraciones que no deben decirse en voz sonora,
porque El está en nosotros, y cuando Jesus su Divino Hijo proclamo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Jn 14, 6) lo que quiso decir es
que él, como su brazo derecho que es, su hijo amado, su predilecto; las
solicitudes de cada uno de nosotros a Dios, son procesadas por el Maestro,
quien se encarga sin falta, de darle su merecida respuesta en el momento
oportuno, procurando siempre la superación
moral y espiritual de cada solicitante.
Ya que Dios está en todas partes ¿Por qué no lo
vemos?, la respuesta es fácil de entender, si nuestros limitados sentidos
materiales, son incapaces de ver incluso otras cosas materiales como ciertos
fluidos, partículas elementales como el electrón, el neutrino y hasta el mismo átomo, e incluso hasta el aire que
respiramos y nos envuelve desde que nacemos hasta que morimos, igual la fuerza
de la gravedad a la que estamos sometidos siempre, y no la vemos; que decir de
cosas más complicadas de las cuales los más sabios científicos llevan décadas
estudiando, sabiendo que existen pero que son incapaces ni siquiera de definir
que son, estamos hablando de la Materia Oscura y la Energía Oscura; ambas sin
embargo predichas por la Doctrina Espirita hace mas de cien años, mediante la
comunicación de los Espiritus.
¿Que diremos de la capacidad de percepción de cosas
de esencia espiritual que solo pueden ser percibidas por nuestro
Espiritu?.
Nuestros
ojos son órganos materiales, y por ende es imposible que vean entes
espirituales. (A menos que la Espiritualidad permita la materialización de
Espiritus con fines de orden superior).
Como alguna vez se han preguntado todos: ¿veremos a
Dios inmediatamente después de la muerte? . Aclaremos.
El alma se espiritualiza a medida que gana en
Moralidad. Esta desmaterialización solo se logra paulatinamente en cada
reencarnación, “siendo Dios la esencia divina por excelencia, no puede ser
percibido en todo su esplendor sino por Espiritus que han llegado al último grado de
desmaterialización”. Cuando esto
suceda cada Espiritu que haya alcanzado
este nivel de purificación lo verá, ¿de que forma?, ¿Lo verá como un
foco de luz?, ¿con figura humana? Solo sabemos que lo percibirá dondequiera que
este Espiritu Puro este, porque Dios está en él. Esta percepción intima será su
Visión de Dios. Asi pues, lo sentirán inmediatamente, porque reciben los
efluvios de su pensamiento de forma instantánea.
Los Espiritus que no han llegado a este último
grado de perfección, tratando de darnos una idea, de cómo es percibido Dios por
los Espiritus puros, se ven totalmente incapaces de describirlo, como cuando
tratamos de hacer entender a un ciego de nacimiento el concepto de la luz,
y más aun, el de los colores; la visión
de un amanecer o la puesta del sol, o el despliegue de las nubes o la magnificencia
de una noche estrellada, etc.
¿Cómo lo verán los Espiritus Puros? No lo
sabemos, pero tenemos la promesa de Dios de que todos lo lograremos, cuando después de un
largo peregrinaje a través de múltiples encarnaciones sucesivas, alcancemos al
fin el último peldaño, y ya no sufriremos la influencia de la materia.
Cuando tengamos una superioridad intelectual y moral
absoluta, es entonces cuando tendremos no solo la vida eterna por delante como
ministros de Dios, cuyas ordenes para la conservación de la armonía universal
ejecutaremos con placer y diligencia; sino
que comandaremos y ayudaremos, a todos los Espiritus que nos son
inferiores, ayudándoles a perfeccionarse. Seremos designados como Ángeles, Arcángeles
o también Serafines; pero fundamentalmente nos corresponderá la dicha suprema
de Ver a Dios.
Como conclusión a estos razonamientos, y como nos
dice la Doctrina: “Ningún hombre puede ver a Dios con los ojos de la carne”.
Sin embargo nosotros los encarnados no debemos
olvidarnos en ningún momento que: “Aunque Dios no se muestra a nosotros
encarnados, Espiritus en desarrollo, pero se afirma por sus obras, que se
muestran donde quiera que nuestra mirada se posa”, desde una iridiscente
libélula hasta la ternura inocente de la mirada de un niño.
Terminamos este mensaje repitiendo lo dicho por
nuestro Maestro Jesus, el Espiritu más puro que haya sido enviado a la Tierra
con misión, nuestro querido Maestro Jesus de Nazaret:
“También el Padre que me envió ha dado testimonio
de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto”
Gracias Maestro.
¡ Aleluyah!
Marsanrec.
Quito 12/04/2013
Notas:
(1)La inteligencia (del
latín intellegentĭa) es la capacidad de entender, asimilar, elaborar
información y utilizarla para resolver problemas.
(2) Omnipotencia (literalmente “todo poder”)
es el poder sin límites e inagotable, en otras palabras poder infinito, entre
las que también se incluyen: omnisciencia, omnipresencia y omnibenevolencia.
(3) Dios es, pues, la suprema y soberana inteligencia, es único, eterno,
inmutable , inmaterial, todopoderoso, soberanamente justo y bueno, infinito en
todas sus perfecciones, y no puede ser otra cosa.
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